miércoles, 8 de septiembre de 2021

Desierto

    Iba Jesús caminando por el desierto, bajo un cielo celeste, despojado de nubes, de viento. Con el sol


pintado en el cenit.

La arena se colaba por sus sandalias a cada paso. Se las sacó, para sentirla en sus pies, así como a cada mota de polvo que pisaba.

De la misma forma, sentía cada uno de los corazones de los hombres palpitando en su pecho.

Tomó un puñado y dejó que se deslizara entre sus dedos. Sus ojos se perdieron en la inmensidad, pensando en la humanidad, en su presente y en su futuro. Esa humanidad tan vasta (en número), como esos granitos de arena.

La gente y sus pequeños grandes problemas, avances, caídas, sueños, despertares...

Estar entre ellos era como entrar en una caja, limitada por el espacio y el tiempo (yendo hacia adelante en una línea: nacer, hacer, morir), cuando su verdadera  realidad, posibilidad, era moverse hacia cualquier lado (un antes, un después, un ayer, un hoy), haciendo y deshaciendo.


A los hombres les resultaba sorprendente que pudiera curarlos. Para El, solo era como esas tejedoras, que, con movimientos simples, ponían cada hilo en un lugar preciso para construir un entramado.

Tal vez eso era lo más difícil de pasar por la Tierra: vivir como un hombre común, sin desplegar su poder de Dios, de hijo de Dios (que, con solo un suspiro, podía dar vuelta el rumbo de la historia o de una historia).

Esa potestad que su hermano intentaba desafiar continuamente, tentándolo con vanidad, riquezas, poder o, simplemente, con esos frutos que tanto le gustaban para saciar su hambre.

Hambre y sed de justicia... Cosas que intentaba transmitir a los hombres.

Hambre, que no se trataba de cubrir una necesidad básica, sed, que no era una venganza o romper las paredes de una prisión, sino justicia de Dios Padre, necesidad de bien, de verdad.

De algo que el mal no puede borrar porque es una sensación que llena de paz y felicidad.

Su hermano y las otras almas perdidas, a quienes quería recuperar en Amor y no bajo sus términos, desposeídos de todo lo que el Padre les había transmitido, enseñado, impregnado, y, que estaba poniendo en la práctica bajo la frágil apariencia del cuerpo de un hombre.

Honrar al Padre, cumpliendo su Ley, recibiéndolo en espíritu para, luego de caminar como mortal, dejarlo delicadamente sobre una cruz de madera.


Clara Silvina Alazraki

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2 comentarios:

Frases Bonitas dijo...

ESTE CAMIÓN ──────▄▌▐▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▌
───▄▄██▌█ ░VA CARGADO DE MUCHO,---- ░▐
▄▄▄▌▐██▌█ ░░░AMOR!░░░____ ........****▐
███████▌█▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▌PAZ Y PROSPERIDAD*♥ Feliz año 2022. Besos.
▀(@)▀▀▀▀▀▀▀(@)(@)▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀(@)

Clarasil dijo...

Que lindooo!!!!
Muchas gracias!
Qué el nuevo año traiga todo lo que sueñes , convertido en realidades!!!!