Muchas búsquedas se alargan hasta los rincones más lejanos del globo.
Lo interesante es cuando descubrimos que también se pueden hacer entre las paredes palpitantes del corazón, sin necesidad de cruzar la puerta y salir a la calle...
Hielo encendido
Buscaba su origen, su ser, su por qué en esta vida.
Desde lo más profundo de sus recuerdos, ese había sido el
mayor interrogante: Quien era.
Sus viajes, -con ese fin-, la habían llevado a
los lugares más extraños, distantes, hermosos.
Conoció gente diferente y con
sus mismas preguntas (aunque en ellos, la respuesta no parecía importar).
Ese día era muy importante: era el último de su peregrinar. Había
tomado esa decisión y la seguiría,
pasara lo que pasara.
El lugar era hermoso: una mezcla absoluta de mar, cielo,
hielo, montañas, nubes. Algunos lo llamaban el confín de la Tierra, otros, el
comienzo de la misma.
A ella no le importaban las opiniones, tampoco la belleza
del paisaje, solo su búsqueda.
Dejó su auto y equipajes en el pueblo y, bien provista de su
equipo de campamento, comenzó su larga caminata hacia ninguna parte.
La luz del sol jugueteaba con la nieve, desplegando millones
de arco iris a su paso, aunque ella no los veía, solo vislumbraba el frente, el
horizonte.
Pasaron varios días, los árboles dejaron lugar al terreno
yermo, blanco e infinito. Solo el hielo bajo sus pies y la capa celeste sobre
sus hombros.
Se detuvo y escuchó: nada. Ni los trinos de las aves, ni el
chapoteo de los lobos o ballenas. Ni siquiera el silbido del viento. El
silencio era tan fuerte que desafiaba su razón.
Un sentimiento profundo de estar en contacto con algo
Superior comenzó a llenarla desde lo màs íntimo de su cuerpo, al mismo tiempo
que una calidez opuesta a todo lo que la rodeaba, surgía.
Tiró su equipo, se despojó
una a una de sus prendas y quedó desnuda y tiritando, aunque no de frío, sobre
un lecho de hielo que poco a poco, se descongelaba con su contacto.
Entonces, cuando el agua se mezcló con sus lágrimas saladas
y cayó, por fin, la venda que ocultaba su corazón a todo lo que la rodeaba, pudo
ver.
Por primera vez en su larga vida, vio, sintió, pudo oler el perfume de su espíritu,
que se elevó y voló como un pájaro hacia el infinito.
La búsqueda había terminado.
El relato en audio:
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2 comentarios:
Cuentito profundo, invita a pensar
El espíritu dormido que despierta.....
Lindo
Gracias Tere!!!!
:D
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