Bueeeeno.
Obsesiva no soy… o no creo serlo.
Solo estoy un poco desvelada por culpa de mis vecinos del
fondo, ganadores del CBRPRH, Campeonato Barrial de Romper la Paciencia al Resto
de los Humanos, poniendo música a todo volumen (anoche, comenzaron a las 20.00
horas, finalizando tipo siete de la mañana, justo cuando
despedía a mi marido,
que se iba a trabajar, ya que está en el grupo de los necesarios y exceptuados
por la cuarentena).
Convengamos en que estos días estuvieron bastantes
tranquilos. Jorobaban un poco a la tarde, pero a la hora de acostarse, más o
menos, bajaban los decibeles.
Anoche fue tremendo.
A la una, la música opacaba los ronquidos de mi marido.
Me levanté, di vueltas, fui al baño, a la pieza de mi hijo
(que entre murmullos, me preguntó si yo tampoco podía dormir), como si esa
gimnasia nocturna pudiera silenciar lo obvio.
Prendí la tele, empecé a hacer zaping evitando todo programa
que hablara del coronavirus y la coronacrisis y la coronacuarentena y la coronap...
En un canal, estaban dando una de esas películas malísimas.
Todos se peleaban. Me imaginé que mis vecinos estaban debajo de esa gente, que
los estaban matando a trompada limpia y me sentí un poco mejor…
Volví a la cama, me puse la almohada sobre la cabeza,
intentando opacar el chenguechengue, pero nada. Después pensé que me hubiese
podido suicidar asfixiada…
A veces, cuando no puedo dormir, pienso en algún paisaje
lindo, en una situación placentera, para que se vaya transformando en un sueño.
Comenzaron a dispararse imágenes que podían surtir efecto
para apagar el, ahora, coro de gritos y música (¿estarían borrachos o drogados?)
Y entonces fantasee…
Ø
Le saco el dron al nene, lo cargo con bombitas
de olor, las hago explotar justo justo arriba de las cabezas de los tipos…
Ø
Conecto la hidrolavadora, dirigiendo el chorrito
bien arriba de la tapia, intentando alcanzar el equipo de sonido para producir
un cortocircuito…
Ø
Busco el parlante que uso para trabajar en la
escuela y repito 500 veces la propaganda vieja de TRIVAGO , la del tipo
insoportable de barbita.
Ø
Me llevo el insecticida y al perro al fondo,
hago como que voy a usarlo (no se por qué, cuando hacemos eso, mi perro se
vuelve loco y ladra tan agudo que te rompe los tímpanos, como si fuera una
pelea callejera)
Ø
Me trepo a la tapia con una gomera y la mochila
llena de cubitos y, mientras hago equilibrio para no caerme, les tiro hondazos
en sitios que les duela mucho, mucho, mucho…
Se me van terminando las ideas y recuerdo que, hace unos
veinte días, otros pibes del barrio, que generalmente son súper tranquilos y
buena gente, se habían puesto a cantar a grito pelado a las dos de la madrugad (con
fondo musical obviamente), hasta que alguien se cansó y tiró dos escopetazos al
aire. Santo remedio.
Pero en esa línea no me veo.
Ni siquiera podría tirar un chasqui boom para hacer ruido y
homologarlo.
Violencia genera violencia.
Para ese entonces,
casi casi estoy dormida, cuando escucho una musiquita que no viene de afuera,
sino del interior de la casa: es el reloj del celular que le avisa a mi marido
que tiene que levantarse.
Sigo pensando en métodos creativos para silenciar a los
vecinos…
¿Compulsión?
¿Obsesión?
¿Yo?
¡Jamás!
Mejor me levanto y pongo a lavar la ropa que lavé ayer y
antes de ayer y…
Clara Silvina Alazraki
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
2 comentarios:
Clarita!!! Lamento mucho tu noche, pero no dejas de asombrarme con tu súper imaginación... sos una genia, te quiero muchoooo y espero que esta noche descanses sin jaleo...😱😘🙅♀️🙏
Miriam, te quiero mucho!!!!!!!
Gracias, gracias!
Uh, cómo extraño nuestros momentos acuáticos...
💖💖💖💖💖💖
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