martes, 5 de julio de 2016

Abriendo el baul de las historias: La leyenda de CAE

Para los que no conocen este blog, les cuento que soy Profesora de Folklore.
Trabajo en una escuela primaria, con peques cuyas edades van desde los 5 hasta los 11 años.
Los cuentos tradicinales, las leyendas, son una constante que salpican de color las clases.
Tomando ese formato, se me ocurrió la siguiente historia.
¡Qué la disfruten!

La leyenda de CAE, el tigre de tres cabezas

Una antigua leyenda perdida en los rincones del tiempo, cuenta la historia de un tigre que nació con tres cabezas.
Su cuerpo, hasta el cuello, era normal como el de cualquier otro animal de su raza. Desde allí, tres divisiones compartían y competían en belleza y esplendor. Ojos verdes, orejas puntiagudas, bigotes largos, colmillos feroces, resaltaban en cada una de las extremidades.
Además de esta rareza, existía en él otro don. Era el de hablar con el lenguaje sigiloso de los animales pero con la facultad de ser comprendido por cualquier ser.
A pesar de constituir tres partes de un mismo animal, cada cabeza era totalmente diferente de las otras. Posiblemente porque cada una contaba con una mirada y  pensamientos desiguales sobre el mundo.
Por esto, sus ideas se separaban en tres cauces diferentes y, según la creencia de las mismas, se habían auto bautizado "Cuerpo", "Alma" y "Espíritu".
Alma era sensible y romántica. Se demoraba en las puestas de sol, observaba a la lluvia trazar círculos perfectos sobre el lago, buscaba siempre a alguien con quien compartir la vida que le había tocado.
Cuerpo era ruda. Se ocupaba de la cacería para proveer el alimento diario, restregaba el pelaje entre las hierbas hasta que quedaba suave y brillante, corría por los caminos ejercitando los músculos. También buscaba a su pareja, pero más por una necesidad de continuidad e instinto que por una satisfacción sentimental.
Espíritu era suave y delicada. Vivía para recitar oraciones, meditar sobre toda manifestación creada, rescatar historias de libros santos, alabar la vida y el Amor. Su búsqueda estaba orientada a una beatífica unión con Dios.
Cuerpo, Alma y Espíritu vivían discutiendo.
Cada una de ellas creía poseer la razón e intentaba convencer a la otra de que estaba equivocada.
Un dìa, decidieron buscar a alguien que juzgara cuál de ellas era la más perfecta.
Alma, que había escuchado por ahí, que el hombre era un excelente árbitro en ese tipo de disputas, convenció a las otras para ir en su búsqueda.
Cuando el hombre vio aparecer al tigre de tres cabezas, se horrorizó y tuvo miedo. Lo primero que pensó fue que iba a convertirse en su desayuno, por eso, cuando tres voces agudas le explicaron sus problemas existenciales y le pidieron que fuera el veedor de su disputa, creyó que estaba en una pesadilla que se tornaba en sueño.
Más tranquilo, observó la piel bien cuidada del animal y recordó que los peleteros pagaban fortunas por ella.
"Puedo sacar provecho de toda esta ridícula historia" pensó fingiendo poner gran interés en lo que cada cabeza tenía para decir.
Casi seis horas -divididas en tres-, duró el discurso.
Al finalizar, el hombre se levantó acalambrado del lugar desde donde había escuchado todo.
Caminó pausadamente en forma circular alrededor del tigre y, tras un largo tiempo, decretó que las tres eran iguales en belleza, importancia e imponencia , gallardía y seguridad, constancia e inteligencia, pero...
Según su parecer solo una era superior a las demás aunque, lamentablemente, no podía decirlo pues temía que las consecuencias de su juicio lo hicieran terminar entre los dientes de alguna de ellas.
Las tres cabezas temblaron por ansiedad e intriga. Prometieron en coro que se someterían a los resultados más allá de lo que estuviera destinado para cada una de ellas.
El hombre fue a su cabaña y volvió con un hacha.
El sol relucía sobre el metal y lanzaba haces que se reflejaban en los tres pares de ojos verdes.
Entonces, mirando a Cuerpo, dijo:
"Tu eres importante pero, sin tus hermanas no serías más que un animal salvaje"
Luego, señaló a Alma:
"Tus emociones, sentimientos, hacen que su cuerpo camine hacia un objetivo pero no llenas todo el vacío interior sin tu tercer hermana"
"Tu eres la cima de la montaña, el fruto del árbol, la estrella de la noche, el sol que guía. Sin ti, nada tendría sentido en esta existencia", concluyó, mientras acariciaba a Espíritu.
Las otras dos cabezas, a medida que el hombre hablaba, se habían agachado avergonzadas, la tercera se erguía orgullosa y satisfecha.
"Danos una solución", clamó esta última.
El hombre tomó el hacha y disfrazando su voz con un manto de falsa tristeza, sentenció:
"Las dos cabezas que no sirven, tendrán que dejar ese cuerpo para que solo Espíritu reine sobre él"
El tigre inclinó sus patas delanteras y se sometió al juicio del hombre.
Este, con dos cortes limpios y secos, cercenó a Cuerpo y Alma dejando a Espíritu, quien murió pocos segundos después en un charco de sangre (obviamente desangrada).
El hombre cortó también su cabeza, tajeó el cuero en algunos lugares estratégicos y lo sacó en una sola pieza.
Con el dinero que obtuvo de su venta, compró tres vacas a las que llamó -más por gracia que por recuerdo-, CUERPO, ALMA y ESPÍRITU.

Clara Silvina Alazraki

Si querés escuchar la historia, clickeá este vínculo:
Vocaroo Voice Message

La imagen original procede de Incinoticias y está editada con Picmonkey.



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2 comentarios:

TERESA DESIMONE dijo...

Me encanta la creatividad, la frondosa imaginación y, lo increíblemente aplicable a la esencia del hombre, de este relato
FELICITACIONES!!!

Clarasil dijo...

Gracias, Tere!!!!!