Desde lo profundo de mi alma
surge una voz cantarina
que susurra:
dejándose llevar por los vaivenes invisibles de los vientos
y la resbaladiza locura de las palabras que crecen imperceptiblemente ante cada aprendizaje?
¿Se podrá uno elevar,
romper las anclas que nos atan a tantas miserias,
para poder desplegarse en el azul,
retozar en una nube,
vagar sin tiempos
por el Tiempo detenido?
Allá lejos,
cuando jugabamos con rayuelas, muñecas, autitos...
todo parecía posible.
Solo bastaba cerrar los ojos (o no).
Me pregunto si la edad es inversamente proporcional al poder hacer que los Sueños sean Realidades...
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