Hay juegos, dibujos, letras de canciones, colores, maracas, pedazos de polipropileno, hojas en blanco, el cuaderno de bitàcora, chupetines, làminas, etc, etc.
Este año, ademàs de los muebles, inaugurè la limpieza de la compu, donde nada se pierde ni se tira, solo se transforma gracias a la magia de las alas que nos brinda la virtualidad, donde todo sigue dando vueltas como un trompo sumergido en un eterno girar.
Creo que los docentes somos bastante cirujas, acumulativos, si se quiere, para asignarle un tèrmino màs delicado... aunque alejados del Sìndrome de Diogenes, ya que ese juntar indiscriminadamente no tiene una finalidad individual sino pensando en los niños que jugaràn, recrearàn, disfrutaràn y otros "...ran" con todas esas cosas que vamos guardando.
Lo bueno de ese amontonar, es que no solo se refiere a objetos, sino tambièn a sentimientos, experiencias, aprendizajes que nos enriquecieron y quedan allì, en el cofrecito acorazonado de los recuerdos.
Tambièn hay cosas olvidables, por supuesto, pero por una extraña razòn, siempre las primeras terminan ganando sobre estas, provocando un cambio positivo, aun en las peores circunstancias.
Se viene un nuevo año.
Año de Bicentenario para los que vivimos en Argentina.
¿Què nueva nuevas podramos inventar?
;)
FELIZ AÑO, CLARA.
ResponderBorrarMuchas gracias! Buen año!
BorrarGenia!! besote Feliz año!!
BorrarGracias, Silvia!
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