- Si gano la loterìa, hare tal y cual cosa...
- Si consigo ese trabajo tan bien pago,lograré...
- Si se cumple ese deseo...
- Si mi sueño se hace realidad...
Sin embargo, es mucho más fácil que sean los pequeños momentos de la vida quienes nos llenen de satisfacciones (una caminata, alguien que nos recuerda después de mucho tiempo y decide contactarse o visitarnos, una palabra de cariño, un abrazo a tiempo, la calidez de la ternura de un niño, tantas pequeñas grandes cosas...).
¿Qué pasa que esos instantes son fugaces?
¿Por qué no sabemos detenerlos, deteniéndonos y congelando esa fracción de tiempo?
Por cuanto tiempo más tendremos que seguir desaprendiendo tantas cosas
para poder comprender,
por fín,
que nada dura por siempre
y
que en la fragilidad de esos mínimos destellos
vive lo mejor de nuestra vida
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